Colombia es una nación privilegiada por su riqueza natural. De acuerdo con WWF, existen extensos bosques que cubren aproximadamente el 53% de su territorio continental. Son áreas que actúan como pulmones naturales que absorben carbono y contribuyen a la regulación climática y en donde se han desarrollado los hábitats en los que conviven miles de especies.

En este contexto, la responsabilidad de preservar y regenerar la naturaleza y la biodiversidad es un tema relevante y de primer nivel en la agenda de los gobiernos nacionales, regionales y locales, así como de la industria, el comercio y los prestadores de servicios públicos, al igual que de la sociedad en general. Más aún cuando situaciones como el calentamiento global, la deforestación, la destrucción de hábitats y la sobreexplotación continúan siendo las mayores amenazas para los ecosistemas.

La naturaleza, sus bosques, mares y su biodiversidad además de ser esenciales para el equilibrio del planeta también soportan la supervivencia, proporcionando servicios ecosistémicos de aprovisionamiento (alimentos, medicinas), de regulación (aire, clima, agua) de sostenimiento (nutrientes, fotosíntesis) y culturales (paisaje, recreación). Cada hábitat y especie juegan un papel crucial, y la pérdida de cualquiera de ellas desencadena riesgos a lo largo y ancho de los entornos, llevando los sistemas al límite.

“El informe de Riegos elaborado por Marsh McLennan ha incluido una serie de riesgos que pueden tener un impacto negativo en la próxima década. Una de estas son los fenómenos meteorológicos extremos, entendiendo que es una amenaza que afecta a los sistemas terrestres, fomenta la pérdida de biodiversidad, pone en peligro los ecosistemas y limita las oportunidades de crecimiento económico. Si se tiene en cuenta que los impactos son impredecibles, se deben tomar medidas audaces y colaborativas para abordar estos riesgos y construir un futuro sostenible para las generaciones actuales y venideras” afirma Rodrigo Suarez, Líder de Sostenibilidad paraLatinoamérica y el Caribe de Marsh McLennan.

Recomendaciones del sector asegurador para mitigar riesgos de sostenibilidad

En el  Informe de Riesgos Globales, cinco de los diez riesgos de la próxima década, tiene que ver con temas de clima y sostenibilidad, entre ellos los eventos meteorológicos extremos, el deterioro de los ecosistemas, la contaminación entre otros, los cuales tienen unas implicaciones importantes en el entorno y en los servicios ecosistémicos. Son elementos que, por su impacto económico, ambiental y social invitan para que de manera integral a que las organizaciones prioricen la sostenibilidad en su estrategia corporativa y de negocios.

“La dependencia de las personas, empresas y comunidades en los servicios ecosistémicos está ganando día a día, mayor relevancia y consideración. Este es un elemento que representa un riesgo significativo, no solo para las actividades productivas, sino también para la cadena de suministro y el sistema financiero en su conjunto. Hoy, enfrentamos escenarios críticos como la escasez de recursos hídricos en varias capitales de nuestro país, mientras que otras regiones sufren inundaciones. Estas situaciones destacan la necesidad de gestionar los riesgos de manera diferente, adaptándonos a las realidades cambiantes de nuestro entorno” puntualiza Suarez.

Avanzar en este propósito es imperativo. ¿Cuál es el camino que deben tomar las organizaciones para efectuar una adecuada gestión de riesgo? Marsh, plantea escenarios, alternativas e iniciativas que ayudan a las organizaciones a configurar modelos sostenibles y a reducir su vulnerabilidad ante las situaciones anteriormente mencionadas.

  1. Para gestionar adecuadamente los riesgos relacionados con la naturaleza, es esencial seguir un proceso estructurado que incluya su identificación, gestión, valorización del impacto, tratamiento y trasferencia del riesgo. Este enfoque integral minimiza amenazas y aprovecha oportunidades derivadas de una mejor comprensión de los factores ambientales.
  2. Evaluación de la materialidad y doble materialidad de los riesgos de pérdidas por causas naturales: Este proceso, ofrece ventajas en términos de conocimiento y gestión a quienes lo implementen de manera temprana. Además de la divulgación anticipada y la mitigación de estos riesgos, permite mejorar la reputación empresarial y atraer a inversores interesados en sostenibilidad.
  3. Es fundamental integrar las dependencias de la naturaleza en las prácticas de gobernanza y gestión de riesgos. Tras su análisis, deben ser incorporados en las estrategias de gestión, estableciendo objetivos medibles y alcanzables. Esta integración permitirá cuantificar, divulgar y reducir sus exposiciones, mejorando así su resiliencia y sostenibilidad.
  4. Para generar resiliencia ante la pérdida de la naturaleza y minimizar su impacto negativo, las empresas deben establecer nuevas alianzas. Los gestores de riesgos corporativos deben colaborar con organismos del sector, aseguradoras y agencias gubernamentales para desarrollar e implementar soluciones innovadoras. Estas asociaciones son clave para reducir y evitar efectos perjudiciales sobre la naturaleza, así como para mitigar y superar la pérdida de recursos naturales.
  5. Fomentar la colaboración entre aseguradoras, organismos del sector y el gobierno para desarrollar marcos regulatorios que promuevan la innovación y la sostenibilidad.
  6. Incentivar la capacitación continua en la identificación y gestión de riesgos, facilitando el acceso a estudios y análisis sobre los impactos ambientales y climáticos.

Colombia, enfrenta el reto de preservar sus ecosistemas en un contexto de amenazas climáticas, ambientales y sociales. Es imperativo que gobiernos, empresas y sociedad civil trabajen de manera conjunta, adoptando enfoques integrales y colaborativos para abordar estos desafíos. La implementación de estrategias sostenibles, la capacitación en gestión de riesgos y la formación de alianzas son pasos esenciales para fortalecer la resiliencia del país.