Aunque las grandes corporaciones cuentan, por lo general, con departamentos de cumplimiento establecidos contra los riesgos corporativos, sorprendentemente son más susceptibles a caer en prácticas corruptas que sus contrapartes medianas y pequeñas. “Esta vulnerabilidad no radica en la magnitud de la compañía en sí, sino en factores más complejos que involucran el nivel de transacciones realizadas, las relaciones comerciales forjadas y las dinámicas internas”, explica María Andrea Camacho, directora de Riesgos Corporativos de Compliance Asesores, compañía especializada en consultoría legal para empresas.
Lograr esta transparencia y combatir la corrupción ha sido una de las luchas más difíciles, sobre todo en los países latinoamericanos, los cuales registraron altos índices de corrupción. Según Transparencia Internacional y su informe Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2022, el 95% de los 180 países evaluados han conseguido avances mínimos desde 2017. Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha identificado sectores económicos con un riesgo significativamente mayor de incurrir en actividades ilícitas: el minero-energético, servicios públicos, obras de infraestructura, industria farmacéutica, transporte y salud humana.
En este contexto y desde su experiencia, Compliance Asesores ha corroborado lo planteado por la OCDE enfatizando que estos sectores, debido a sus objetivos y características particulares, representan blancos propicios para actividades corruptas. Por lo que, con más de 50 casos de éxito, se ha encargado de hacer el acompañamiento a las empresas para que cuiden sus recursos financieros, implementando los programas de SAGRILAFT (para prevenir lavado de activos), SARLAFT (Sistema de Administración de Riesgo de Lavado de Activos y de la Financiación del Terrorismo), PTEE (Programa de Transparencia y Ética Empresarial) HABEAS DATA (Protección de Datos Personales).
Y no es para menos, en el país los casos de corrupción empresarial han sido noticias en los últimos días y en la amplia trayectoria de trabajo con sus clientes, Compliance Asesores cita un caso en el que se evidencia como la adopción de estas prácticas es crucial para que una organización progrese y crezca en el mundo de los negocios bajo normas éticas y de transparencia.
Sin mencionar el caso, María Andrea Camacho explica como una compañía pudo detectar una situación irregular en el proceso de vinculación de proveedores, luego de ponerse en marcha un sólido programa de transparencia y ética empresarial. En específico, se evidenció que el asesor comercial establece un contacto directo con un proveedor especializado encargado del mantenimiento de equipos. Este hallazgo plantea serios interrogantes sobre la correcta ejecución del procedimiento de vinculación de proveedores en términos transparentes y alineados con los valores de la organización.
“Si bien las grandes empresas tienden a tener la ventaja de poseer departamentos de cumplimiento internos, las medianas y pequeñas a menudo se ven limitadas por restricciones presupuestarias que dificultan la creación de departamentos sólidos y especializados en este ámbito”, añade la experta.
Esta dinámica podría abrir la puerta a prácticas cuestionables, ya que existe la posibilidad de que el asesor comercial busque obtener beneficios personales a través de la selección de dicho proveedor, es concebible que se genere una situación en la que el asesor comercial solicite o reciba gratificaciones indebidas a cambio de otorgar la posición de proveedor preferido, lo que claramente contravendría las políticas y directrices éticas de la empresa. En última instancia, resolver esta situación contribuirá no solo a fortalecer la credibilidad y la reputación de la empresa, sino también a establecer un estándar elevado de conducta ética que se refleja en todas las interacciones comerciales.