En el próximo cuatrienio se espera incrementar la productividad agrícola en el país. Este lineamiento es transversal al Plan Nacional de Desarrollo, pues se toca en puntos como El derecho humano a la alimentación y Transformación productiva, internacionalización y acción climática. Sin embargo, uno de los retos que tiene la transformación productiva rural es el acceso a capital para proyectos productivos.
Esto se debe a que la distribución de los diferentes tipos de crédito en Colombia es desigual. En el país predomina el crédito de consumo urbano. Esto tiene implicaciones importantes en la productividad rural, y por tanto en las condiciones de vida y en el bienestar de las personas, que buscan ser resueltas con el Plan Nacional de Desarrollo.
De acuerdo con las cifras disponibles del último reporte de la Banca de las Oportunidades, las mayores brechas en la ruralidad se evidenciaron en la tenencia de productos de crédito activos. Cerca de 39,4% de las personas adultas que vivían en ciudades y aglomeraciones tenían alguno, cifra que para las zonas rurales y rurales dispersas no supera 17,6%.
De acuerdo con Microfinanzas del BBVA, una persona sale de la pobreza en la ruralidad en un ciclo de un microcrédito. Esto beneficiaría a millones de personas que están en duras condiciones socioeconómicas y de inseguridad alimentaria. De acuerdo con la FAO, en su reporte del 2023, el 30% de los colombianos se encuentran en situación de inseguridad alimentaria moderada o severa.
El papel de las fintech en la democratización del crédito productivo rural
Gran parte del crecimiento de la inclusión financiera que reporta el país hoy ha sido por cuenta del trabajo de las fintech, que han liderado este proceso de democratización del microcrédito productivo. A través de la innovación tecnológica, las fintech han demostrado ser el mecanismo más eficiente para llegar a esos clientes que antes no se llegaba por costos, por riesgo, por cobertura, como la ruralidad y las dinámicas de las comunidades insertadas en la economía popular.
Una de las fintech líder en este campo es Imix, compañía colombiana con presencia en Guatemala, México y Ecuador, que recibió el premio Innovatech por el impulso de la corresponsalía bancaria en comunidades rurales a través de una plataforma de intermediación para cooperativas financieras y bancos tradicionales como innovación tecnológica de última milla para la inclusión financiera de la economía popular.
El trabajo de esta fintech as a service ha demostrado que se pueden mejorar las condiciones de acceso al microcrédito productivo en la ruralidad gracias a modelos de negocio como las Fábricas rurales de crédito, por una parte, que son un modelo de financiación inspirado en el corresponsal, para canalizar recursos para actividades económicas de las comunidades rurales.
Imix lo hace a través de su plataforma ‘Acá se fía’ que permite digitalizar y automatizar el método financiero más popular en Latinoamérica: fiar. De esta manera, ha desplegado una estrategia de ‘fábricas rurales de crédito’ donde los proveedores de insumos, eslabón clave de todo el proceso productivo, son los corresponsales bancarios para sus comunidades.
Los resultados de esta plataforma hablan por sí solos: reducción del 60% en los costos de originación, desembolso y recaudo para las cooperativas financieras que prestan; aumento del 34% en los ingresos para los pequeños productores por contar con mayor capital de trabajo y aumento de 12% de las ventas de insumos para los distribuidores de agroinsumos que participan como “corresponsales de crédito”. Por esto, Imix ganó recientemente el premio internacional del FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) en el programa Innovatech.
Por otra parte, Imix fomenta el Crédito productivo colaborativo a través de de los modelos asociativos como mecanismos para la autogestión del riesgo y la promoción de su incorporación como fuente de recursos de la economía popular rural, incorporando a asociaciones productivas en la ruralidad también como “corresponsales de crédito”. Este modelo permite agregar datos productivos y sociodemográficos que contribuye a construir la capacidad de pago de los pequeños productores.
“En Imix trabajamos con la idea de que a mayor capital tengan acceso los productores rurales y microempresarios locales, mayor va a ser su productividad. Es por eso que el uso del crédito es clave para estos actores de la economía rural, porque es con la financiación con la que mejoran sus condiciones y las de la comunidad, lo cual también representa una oportunidad para cooperativas, bancos y fintech de lending”, comentó Sandra Rubio DaCosta, CEO de Imix.
Fiar a través de tecnología SaaS: un éxito en la región
La galardonada propuesta de esta fintech, con corazón colombiano pero alma en toda Latinoamérica, ha tenido éxito en acercar a pequeños productores rurales que requieren apoyo financiero con colocadores de créditos legales y seguros, al disminuir hasta 5 veces el tiempo de otorgamiento de créditos, lo cual es clave en comunidades artesanales y agropecuarias, impulsando así la economía local y potenciando la productividad de la zona.
La innovación de Imix, FinTech que hace parte del portafolio de Yunus Social Business (YSB), es digitalizar y automatizar el método financiero más popular en Latinoamérica: fiar. A través de su servicio ‘Acá se fía’ mejoró el acceso al capital para así incrementar la productividad de la comunidad usando una estrategia de fábricas rurales de crédito.
Las soluciones de este tipo de compañías serán una herramienta clave para la correcta ejecución de la nueva hoja de ruta del Gobierno que incluso contempla en uno de sus apartados la democratización del crédito para que más personas del país puedan mejorar sus niveles socioeconómicos.