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10 enfoques para acelerar la competitividad empresarial

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¿Qué diferencia a las organizaciones que logran convertir la tecnología en un motor de crecimiento real? ¿Qué hacen distinto aquellas que no solo adoptan herramientas digitales, sino que también logran integrar, escalar e innovar desde sus capacidades tecnológicas? La clave está en cómo enfrentan una serie de desafíos estratégicos que requieren más que soluciones técnicas: exigen una visión integral, adaptable y orientada al valor, capaz de conectar tecnología, negocio y cultura organizacional.

Expertos de la compañía tecnológica Axity sostienen que el punto de inflexión no está en cuánto se invierte en TI, sino en cómo se alinea la tecnología con el propósito y los objetivos del negocio. Pasar de modelos reactivos a esquemas proactivos, ágiles y orientados al valor es, aseguran, el verdadero camino hacia una ventaja competitiva sostenible.

“Hoy más que nunca, las empresas necesitan socios tecnológicos que no solo implementen soluciones, sino que co-creen estrategias adaptadas a su realidad, con visión de largo plazo y foco en resultados tangibles. En Axity, asumimos ese rol con convicción: transformar la TI en un impulsor concreto de innovación, resiliencia y crecimiento”, afirma Martín Hofmann, Chief Growth Strategy Officer de Axity.

En este escenario de constante cambio, la compañía ha identificado 10 focos clave en los que las empresas deben enfocar sus esfuerzos si aspiran a mantenerse relevantes en un entorno empresarial marcado por la exigencia, la competencia y el cambio constante. Más allá de adoptar tecnología, el verdadero desafío está en construir una base sólida que les permita evolucionar con visión, agilidad y un propósito de negocio claro:

Superar los obstáculos estructurales de la transformación digital no sólo acelera la adopción tecnológica, sino que impacta directamente en la experiencia del cliente, la eficiencia operativa y la rentabilidad. Según McKinsey, las organizaciones con áreas de TI de alto rendimiento obtienen hasta un 35% más de crecimiento en ingresos y un 10% adicional en margen de beneficio frente a sus pares. La diferencia no está en cuánto se invierte, sino en cómo se integran tecnología, estrategia y capacidades organizacionales.

Lo alentador es que muchas de estas barreras pueden abordarse con un enfoque integral, que combine una visión clara del negocio, tecnologías modernas y un acompañamiento experto capaz de guiar el proceso con impacto medible, por lo que el rol de las consultoras especializadas se vuelve clave: no basta con implementar soluciones; se trata de repensar procesos, romper con modelos heredados y construir capacidades adaptativas, inteligentes y sostenibles. La transformación no es un destino, sino un camino continuo que exige conocimiento, agilidad y aliados con visión.

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